Artículo para el boletín de la ISCO – Seminario ISCO-OceanPact, Río de Janeiro, 27.10.2023 – Estudios de Casos Prevención y Respuesta: Las Dos Américas Latinas

Autor: Carlos Sagrera, MSc

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Seamos directos y vayamos al punto. Hay dos Américas latinas en lo que se refiere a la prevención y respuesta ante derrames de hidrocarburos: una es la América Latina de habla hispana y la otra es la América Latina de habla portuguesa, es decir, Brasil. La primera tiene muchas lagunas en la planificación y, en consecuencia, problemas complejos para la definición de sus escenarios de riesgo reales, lo que luego repercute en el momento de la valoración y en relación con la respuesta, con recursos siempre insuficientes, con errores que suman costos, especialmente para la respuesta en el mar. Y ya se sabe, cuando el derrame no se contiene en el mar se impactan las costas y los costos se multiplican. Brasil, en cambio, tiene una realidad muy diferente. Una legislación ambiental exigente y planes de contingencia validados periódicamente (https://www.gov.br/ibama/pt-br/assuntos/fiscalizacao-e-protecao-ambiental/emergencias-ambientais/petroleo-e-derivados/pnc), con ejercicios y revisiones sistemáticas, hacen que la industria petrolera cumpla estrictamente las normas, sabiendo que hay autoridades muy bien formadas en sus áreas específicas que no harán concesiones cuando se trate de permisos y autorizaciones. En definitiva, en esa otra América Latina, la del Brasil, hay una seria conciencia ambiental entre los actores. Y podemos afirmar de que no tiene nada que envidiarle a los países desarrollados, y probablemente con estándares más altos que muchos de ellos. Y claro, cuando esto ocurre es cuando nacen y se hacen posibles empresas como OceanPact (www.oceanpact.com). No es la única en Brasil, por supuesto, pero OceanPact es la mayor OSRO de América Latina y estamos hablando de miles de profesionales en todas las ramas, stocks de equipos y materiales muy importantes en varias bases, decenas de embarcaciones especializadas, pero sobre todo de una inmensa credibilidad entre todos los actores de Brasil. ¡Cuánto de esto nos falta en la otra América Latina…!

ISCO sabía todo esto y ha estado siguiendo la evolución de OceanPact, miembro corporativo de ISCO desde hace más de una década. Por eso cuando tuvimos la reunión con su CEO Flavio P. de Andrade y su staff (Erik Cunha, Marcelo Cortés, Bernardo Assis) en la Clean Gulf en Nueva Orleans (octubre 2022), nos preguntamos por qué no podíamos tener conferencias como la del Clean Gulf en nuestro continente y por qué no presentábamos los casos de incidentes que nos ocurren en la región y no sólo hablar de los que ocurren en el mundo desarrollado y por ejemplo el caso DWH que paradigmáticamente se repite una y otra vez. ¿Por qué siempre hablamos del Torrey Canyon (Reino Unido, marzo de 1967) y nunca mencionamos el Metula (Chile, agosto de 1974); por qué siempre mencionamos el Amoco Cádiz (Francia, marzo de 1978) y nos olvidamos del Ixtoc I (México, junio de 1979) y también del Atlantic Empress (Trinidad y Tobago, julio de 1979); o el Exxon Valdez (EEUU, marzo de 1989) y dejamos fuera el caso de Bahía Las Minas (Panamá, abril de 1986), o el del San Jorge (Uruguay, febrero de 1997) y el de Magdalena (Argentina, enero de 1999); seguimos hablando del Erika en Francia (diciembre de 1999) o del Prestige en España (noviembre de 2002), y en cambio no del caso Bahía de Quinteros (Chile, septiembre de 2014); o de los derrames en plataformas offshore mexicanas en la Sonda de Campeche (Usumacinta-2007; Júpiter-2011; Abkatun A y Troll en 2015), o incluso del espectacular caso del Ojo de Fuego (Sonda de Campeche, julio de 2021); además de los derrames onshore amazónicos en Ecuador (ríos Coca y Napo, abril de 2020), y en el propio Perú (con cientos de derrames en los campos petroleros amazónicos y en el Oleoducto Norperuano en este siglo XXI); o los casos onshore de Colombia (Barranca Bermeja, marzo 2018), y por supuesto los casos en Venezuela en la última década (río Guarapiche, península de Paria, así como los endémicos e históricos en el Lago de Maracaibo una y otra vez)? ¿Y los casos más emblemáticos en Brasil: Bahía de Guanabara (abril de 2000), Río Iguazú (julio de 2000), a partir del cual se crearon los CDAs (Centros de Defensa Ambiental) por parte de PETROBRAS, además del incidente de la Plataforma P-36 (marzo de 2001) o nada menos que el de Campo Frade al año siguiente del derrame de DWH (noviembre de 2011)? Es como una ley del silencio y del olvido, una especie de omerta que cubre los casos de derrames en América Latina y así desaparecen rápidamente, sin que se aprovechen plenamente las lecciones aprendidas por la industria en América Latina. Y los ecos de las denuncias de las ONG quedan grabados ahí, con razón, hasta que el tiempo los desvanece. Pero claro, hoy estamos en la tercera década del siglo XXI y los tiempos han cambiado, también en América Latina.

Surgió así la idea de tomar tres casos emblemáticos de esta década que tuvieran implicaciones directas o indirectas con Brasil y desarrollar así un evento diferente con Estudios de Casos en Brasil, en Río de Janeiro, la capital petrolera de Brasil (https://oceanpact.com/isco-seminar-brazil-2023/). Casi de inmediato apareció, el todavía latente Caso en el Perú, en enero de 2022, en el puerto de El Callao (Mare Doricum Tanker & Refinería La Pampilla), que involucró a un buque tanque procedente de Angra Dos Reis con crudo brasileño, con causas originales primarias en la erupción distante en la isla de Tonga, en el Océano Pacífico. Tres expertos internacionales fueron invitados a participar directamente en este evento: LCDR. Carlos Sagrera, Representante ISCO para América Latina, enviado por la OMI y quien asesoró al Gobierno de Perú en aquellos días (https://spillcontrol.org/2023/07/24/volcanes-tsunami-refineria-la-pampilla-buque-tanque-mare-doricum-peru-2022/); la Dra. Fanny Chever quien estuvo allí con la Ing. Emmanuelle Poupon (https://wwz.cedre.fr/en/content/download/10903/file/Bulletin-43-EN.pdf), ahora acompañada en Brasil por la Licda. Elizabeth Marin, perteneciente al prestigioso CEDRE de Francia, quien tuvo un trascendente rol especializado en el informe de Naciones Unidas (https://eecentre.org/wp-content/uploads/2022/03/2022-02-24-PE-Oil-Spill-After-The-Spill-ENG. pdf), que fue emitido en conjunto con otras organizaciones como PNUMA, OCHA e ISPRA de Italia, Salvamento Marítimo de España o la Administración Costera de Noruega (https://www.actualidadambiental.pe/derrame-de-petroleo-naciones-unidas-emitio-informe-por-vertimiento-del-crudo-en-mar-peruano/); y la prestigiosa Dra. Valeria Ruoppolo de AIUKA de Brasil, quien estuvo a cargo de la recuperación de la fauna afectada en la costa peruana (https://compromisorepsol.pe/valeria-ruoppolo/). Los expertos presentaron múltiples lecciones aprendidas de este incidente, con los lógicos aspectos negativos y errores que todo derrame conlleva, incluyendo los de las organizaciones públicas peruanas responsables (ej. Plan Nacional de Contingencias desactualizado), que no tenían debidamente evaluado este escenario de riesgo, o la no integración de un Comando Unificado, que dio lugar a un SCI gestionado por la empresa y autoridades que supervisaban a distancia y recibían información regularmente, lo que por un lado permitió avanzar rápidamente en la limpieza costera y por el otro dificultó el consenso para la decisión sobre los puntos finales de limpieza en las distintas zonas afectadas. Pero también hubieron aspectos positivos en esa respuesta en el Perú que estuvieron muy por encima de los standares normales con los que se gestiona este tipo de incidentes en la América Latina de habla hispana. Por un lado, el propio SCI integrado por la empresa, luego de la etapa inicial de valoración siempre caótica, que contó con un excelente nivel de expertise de empresas reconocidas unánimente en sus materias. Y por el otro, en algunos aspectos como en el logístico o el de la seguridad que impresionan por los resultados positivos, por los recursos movilizados, por la calidad del trabajo realizado por el personal peruano contratado, muchas veces en condiciones muy difíciles por los accesos y lugares impactados, lo que se explica seguramente por la calidad de país minero que es el Perú. Un resumen oficial de las acciones de la empresa puede encontrarse en su página web (https://compromisorepsol.pe/avances-en-remediacion/) y por parte del Estado peruano, el informe público oficial más detallado y preciso es el emitido por la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología en marzo de 2023 (https://leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2021_2026/Informes/Comisiones_Investigadoras/OFICIO-758-2022-2023-CPAAAAE-CR.pdf). Tanto el MSc. Sagrera como la Dra. Chever concluyeron que fue una desventaja para Perú no contar con un PNC actualizado, lo que llevó a su no aplicación y a los retrasos iniciales en el proceso de valoración. Y en el caso de Sagrera, resaltó el hecho de que se debe considerar este derrame como el peor del siglo XXI en América Latina, y que toda la industria petrolera de la región debería asumir este fracaso, para de esta forma buscar avanzar más allá de su principal herramienta de evaluación que es RETOS (https://es.arpel.org/article/presentacion-de-retos-en-spillcon-2023-en-australia-y-en-jornadas-slom-en-brasil/) y así asegurar que se cubran las brechas que esta misma identifica. En la actualidad, y en parte como consecuencia de estos vacíos, existe un proceso judicial que probablemente se alargará en el tiempo, dados los montos reclamados por el Estado peruano a los dos principales actores involucrados y a sus representantes. Un Estado que además tendrá que asumir las consecuencias de no haberse preparado, cuando debería haberlo hecho de acuerdo con los convenios que ha ratificado (OPRC 90), asumiendo también parte de estos costes. Y después de esto, la resolución del caso seguramente tendrá mucho que ver con la evaluación que la propia empresa haga de su reputación y de lo que este proceso ha hecho a su imagen en América Latina y a sus aspiraciones de futuros permisos de explotación que le permitan operar globalmente.  

El Caso de la isla Mauricio en julio de 2020 (Bulk Carrier Wakashio), en plena epidemia de Covid-19, con un buque en lastre rumbo a Brasil (Tubarao), fue el segundo caso considerado de interés por sus especiales circunstancias en aquel momento en el mundo (COVID -19), el tipo de hidrocarburo derramado, inédito en aquella época (VLSFO), sus causas relacionadas con el desvío de la ruta original en busca de señal de internet para que la tripulación pudiera comunicarse (https://safety4sea.com/wp-content/uploads/2023/07/PMA-Final-Investigation-Report-Wakashio-25-July-2020_2023_07.pdf) y, muy especialmente, sus consecuencias. Para debatir esta realidad, se buscó a dos expertos y organizaciones directamente implicadas. El primero fue el ingeniero naval Matthew Sommerville, designado por la OMI, y probablemente nadie más apropiado en aquel momento (https://spillcontrol.org/2023/09/15/el-derrame-de-hidrocarburo-del-wakashiorespondiendo-a-un-derrame-de-vlsfo-covid-19-y-el-papel-de-la-sociedad-civil-y-el-apoyo-internacional-mauricio-2020/). Miembro del Comité Ejecutivo de la ISCO y con amplia experiencia reconocida, desempeñó un papel de asesor clave con las autoridades durante el siniestro e incluso después, asesorando al PNUMA sobre el nuevo Plan de Contingencia de Mauricio (https://www.undp.org/mauritius-seychelles/news/undp-supports-review-national-oil-spill-contingency-plan-noscp). El PNC de Mauricio se diseñó específicamente para los riesgos de Port Louis, su capital y puerto principal, cuando el incidente se produjo en el lado opuesto de la isla. El SE de la isla donde se produjo el siniestro era también un lugar especialmente sensible desde el punto de vista medioambiental. Por este motivo, el CEDRE también desempeña aquí un papel importante enviando a una experta (Anne Le Roux – Coordinadora de Respuesta de Emergencia del CEDRE), que realiza inspecciones directas, asesora en las operaciones de limpieza en la costa, gestión de residuos, asesoramiento también sobre la respuesta, análisis de muestras de hidrocarburos y, sobre todo, con los siempre difíciles puntos finales que requieren consenso, lo que no siempre es fácil de conseguir (https://wwz.cedre.fr/en/content/download/10530/file/Bulletin%20Cedre%20n%C2%B041_EN_web.pdf). La Dra. Fanny Chever, una vez más, hizo su presentación principal y también relató el trabajo a distancia del CEDRE con tareas como el análisis y la caracterización de muestras de hidrocarburos, las recomendaciones para la respuesta y también el hecho de haber integrado el comité del modelo de deriva de la marea negra. Como retos encontrados además de los temas de movilidad con el COVID-19, destacó la dificultad de conseguir la aprobación de estrategias de limpieza de costas, la naturaleza del petróleo derramado (VLSFO), incluyendo una introducción al proyecto IMAROS que estudia los efectos de esta nueva generación de hidrocarburos bajos en azufre (https://wwz. cedre.fr/en/Projects/2020/IMAROS-2020-2022), la dificultad de acceso a determinados manglares o zonas rocosas, los problemas de basuras anteriores no directamente relacionadas con el derrame, el control del personal y voluntarios en los lugares sensibles para que no ocasionaran daños por su sola presencia y, por supuesto, la muy fuerte presión de los medios de comunicación y las redes sociales en general. Para Matthew Sommerville también hubo aspectos de interés como la diversidad que había con los derivados del derrame de hidrocarburos (nuevos combustibles, lubricantes, otras SNPP), la escalada del derrame a niveles superiores y sus percances cuando las condiciones no son las idóneas para desarrollarlo (ej. la pandemia en pleno desarrollo en aquel momento e, incluso, la tormenta que se genera luego del encallamiento y que empeora la situación del buque), la necesidad de evolucionar con los cursos modelo de la OMI y considerar la historia, las realidades y lecciones aprendidas en cada evento, la cuestión de la ubicación y el acceso a esos lugares siempre difíciles y considerando el eventual apoyo remoto que, si está bien dirigido, puede ser realmente eficaz, la delicada cuestión de la gestión de la sociedad civil y de los voluntarios de la sociedad civil que en Mauricio fueron de gran impacto, la necesidad de comentar a la prensa y a los medios sociales de forma muy coordinada y conociendo el riesgo añadido de las repercusiones que habrán sobre cualquier cosa que se diga en estas situaciones desde los rincones más alejados del planeta y la necesidad de innovar de forma permanente con los equipos de respuesta sobre el terreno.

Como tercer caso, optamos finalmente por considerar un caso brasileño por sugerencia de OceanPact, actor directo en este caso, y en cierto modo un caso emblemático por la forma en que terminó el buque involucrado, pero también por la sucesión de decisiones y planes necesarios para esta operación, que duró casi 4 meses, el que además debería considerarse un caso único en América Latina y habría incluso que mirar alrededor del mundo para ver si existen episodios similares gestionados con el nivel de consenso que se logró en este caso en Brasil. El Caso se trata del VLOC Stella Banner que tuvo un accidente en febrero de 2020, en la zona de Ponta da Madeira, a unos 100 km de San Luis, estado de Maranhao, cuando transportaba una carga completa de mineral de hierro con destino a China. Para ello participó como expositor, y como introducción al tema con la situación general en Brasil, el MSc. Marcus Lisboa, representando a ARPEL, consultor técnico de respuesta a emergencias de esta organización latinoamericana que agrupa a las principales petroleras activas en la región. Aportó una visión normativa, con referencia a algunos de los derrames internacionales icónicos en el mundo desarrollado (en el caso de América Latina, mencionando entre ello al incidente del  Ixtoc-I en junio de 1979 y al del Atlantic Empress en julio de ese mismo año) y, especialmente, hizo un repaso más detallado de los casos de los principales derrames brasileños desde el último cuarto del siglo XX. Desde la trágica explosión del Basin de Campos (PCE-1 en agosto de 1984), pasando por el derrame de un oleoducto en la Bahía de Guanabara con 1.300 m3 de búnker (enero de 2000), el derrame fluvial en el río Iguazú debido también a la rotura de un oleoducto con cerca de 4.000 m3 de crudo y un enorme impacto medioambiental (julio de 2000), la explosión de la plataforma P-36 en el yacimiento de Roncador con muertos y 1.300 m3 de gasóleo derramados (marzo de 2001), el tanquero Norma encallado cerca del puerto de Paranagua y con decenas de miles de galones de nafta vertidos (octubre de 2000), la explosión del buque quimiquero Vicuña (noviembre de 2004) con un derrame de 2.000 m3 de búnker y también SNPP como metanol, el derrame del pozo Campo Frade con aproximadamente 500 m3 de crudo (noviembre de 2011) y que sería el impulsor del PNC de 2013, el derrame de la monoboya de la Terminal de Osorio en la playa de Tramandaí con unos 35 m3 de crudo (enero de 2012) y finalmente el icónico derrame de origen desconocido en la costa NE de Brasil con unos 3.600 km de costa afectada y que generó la recogida de 6.000 toneladas de residuos contaminados (agosto de 2019). Lisboa también se refirió a los diferentes tipos de planes de contingencia existentes en Brasil (PEI, PA y PNC), así como a las leyes brasileñas inherentes al tema, que van desde la ley de petróleo de 2000, a las Resoluciones de la CONAMA de 2015 y 2017, y la creación de la PNC en 2013. Señaló los nuevos desafíos planteados por los proyectos en la Margen Ecuatorial brasileña e incluso en la frontera con las Guayanas, aspectos de los Centros de Defensa Ambiental de Petrobras y de los Centros de Respuesta a Emergencias de Transpetro, finalizando con consideraciones operativas generales, incluyendo el caso DWH, y resumiendo lo que considera la baja frecuencia de incidentes en Brasil, aunque con impactos significativos, así como la necesidad de que Brasil ratifique varios convenios internacionales de la OMI de los que aún no es parte.

Con una introducción tan minuciosa, se preparó el terreno para que el ingeniero Adriano Ranieri, Director General de EnvironPact, desarrollara en detalle el caso del Stella Banner (febrero de 2020). Sin referirse a las causas, muy detalladas en el informe del Estado de abanderamiento (https://www.register-iri.com/wp-content/uploads/Republic-of-the-Marshall-Islands-Office-of-the-Maritime-Administrator-STELLAR-BANNER-Casualty-Investigation-Report.pdf), desarrolló las etapas de la respuesta, que incluirían planes de respuesta con modelos matemáticos para cada fase, plan de salvamento y, por último, el plan de acción para su hundimiento. Con una variedad de productos de hidrocarburos (casi 4.000 m3 de HFO, unos 90 m3 de LSMGO y 136 m3 de aceites lubricantes), estaba totalmente cargado con unas 300.000 toneladas de mineral de hierro.  Ranieri centró su presentación en la formación y el trabajo del Comando Unificado, que se integra una semana después del incidente y aplica la metodología del SCI. Durante algo más de un mes (marzo-abril 2020) se llevan a cabo las acciones de de-bunkering, retirando el combustible principal, procediéndose luego (abril-mayo 2020) al trasbordo con éxito de la carga de mineral de hierro. En junio de 2020, tras ser reflotado y remolcado a aguas ultra-profundas a más de 100 km de la costa NE de Brasil, se procede al hundimiento del buque por considerarlo innavegable e inseguro (https://www.offshore-energy.biz/stellar-banner-scuttled-after-being-declared-unseaworthy/#:~:text=The%20vessel%20was%20scuttled%20on,the%20state%20of%20Maranh%C3%A3o%2C%20Brazil), decisión consensuada por las autoridades encargadas a cargo del incidente. Las etapas de la respuesta fueron descritas en orden cronológico, mostrando la racionalidad con la que este caso fue manejado por el Comando Unificado, que contaba con procedimientos plenamente documentados. Todo el proceso incluyó también un Plan de Acción para proteger a la fauna en caso de derrames de hidrocarburos, lo que finalmente no se produjo. El resultado de estos casi 50 días de seguimiento permitió determinar que ni una sola especie se vio afectada por toda la operación. Acostumbrados a las realidades de la otra América Latina, ver estos resultados no deja de sorprendernos. Entre los logros nada despreciables de este incidente en Brasil, cabe destacar que sólo se observaron rastros muy menores de hidrocarburos en el mar y, muy especialmente, el ejercicio de toma de decisiones colectivas en ese Comando Unificado. En conclusión, Raineri sugirió la necesidad de capacitar a las autoridades de diferentes niveles en el SCI, integrando a la industria en los ejercicios a realizar, así como una muy interesante y atinada observación sobre la posibilidad de adaptar un modelo de SCI a partir de este caso para Brasil.

Al final de las presentaciones de los casos, OceanPact tuvo la brillante idea de invitar a IBAMA, al mejor estilo USCG-EPA, con una presentación de la Analista Ambiental, Bióloga y Master en Ecología Cintia Levita Lins do Bofim, que abordó el tema “El Instrumento de Evaluación Pre-Operacional como Apoyo al Licenciamiento Ambiental de Actividades de Petróleo y Gas Offshore”.  El tema es muy interesante, porque aterriza de forma muy concreta y práctica los procesos de verificación por parte de las autoridades de la respuesta a escenarios de riesgo en escenarios offshore, lo que implica finalmente aterrizar las evaluaciones siempre muy teóricas de herramientas como RETOS de ARPEL. Estas evaluaciones presenciales de ejercicios de despliegue in situ están específicamente diseñadas para lo que en Brasil se denominan “Nuevas Fronteras”, que no es otra cosa que todos los nuevos campos que no tienen actividad regular de E&P Offshore (léase todos en Brasil excepto Campos, Santos y Espírito Santo), también para áreas de alta sensibilidad, y cuando se entiende que hay tiempos de movilización al escenario de riesgo muy cortos. Ya tienen 17 años (la primera se realizó en 2006 y hasta el año en curso se han realizado unas 15 APO), aunque la disposición del IBAMA las regularizó con la Directiva N°03/2103 de APO (Evaluación Preoperativa). Su presentación, seguida con gran atención por los asistentes de la industria petrolera brasileña, culminó con imágenes concretas de todos estos ejercicios de despliegue en los casos realizados.

Con esta presentación se completaron los estudios de caso y se convocó a todos los Expositores para una Mesa Redonda con las Lecciones Aprendidas, que fue moderada nada menos que por Flavio P. de Andrade, quien hizo sus reflexiones finales y preguntó: muy bien estamos aquí, cómo podemos mejorar nuestras respuestas y la prevención a partir de estas experiencias que hemos vivido. Cada Expositor tuvo su momento para las Conclusiones, que han sido esbozadas ya en esta artículo en cada caso y estarán disponibles en la página web de OceanPact. En la parte final del evento, Matthew Sommerville, en nombre del Comité Ejecutivo de ISCO, con emotivas palabras (conocen a Flavio P. de Andrade desde 2004 con el caso Vicuña en Paranaguá) lo impuso como Embajador de ISCO en Brasil, la América Latina de habla portuguesa, un nuevo rol que asume tan merecido y bien ganado para alguien que comparte los objetivos y principios de ISCO desde hace más de 20 años. El evento llegó a su fin con la entrega de obsequios por parte de ISCO a los Expositores y referentes de OceanPact como Erik Cunha y, sin duda, otros miembros del equipo de OceanPact también se lo han merecido por todo su aporte para que el evento se concretara.

Como Representante de ISCO para la otra América Latina (la de habla hispana), nos queda la sensación de haber estado en otro mundo en relación a nuestro tema de Prevención y Respuesta. Escuchar cómo se gestionó el caso Stella Banner y las decisiones consensuadas que se sucedieron en un tiempo increíblemente corto, nos hace pensar que hoy esto es casi imposible de replicar en esta otra América Latina. De la misma manera, la gestión de las APOs por parte del IBAMA servirá de modelo para otras partes de nuestro continente, y demostrará que es posible hacerlo y exigírselo a las petroleras, y que éstas no deben lograr diluir estos intentos a través de presiones y maniobras políticas carentes de transparencia. Sobre los casos de Perú y Mauricio, hay información más que suficiente en forma pública y sólo resta que los responsables de nuestro continente tomen conciencia y la utilicen en su propio beneficio, tal como lo hacen en el mundo desarrollado.

Queda entonces la pregunta final de si hay posibilidades de que el resto de América Latina acelere los procesos de actualización de sus Planes de Contingencia, asumiendo los escenarios de riesgo que tienen, logrando formar Comandos Unificados y utilizando el SCI o incluso el IMT (Incident Management Team), mejorando los procesos de evaluación NEBA/SIMA, logrando finalmente regularizar las OSROs y así obtener los recursos en equipos y materiales, así como personal especializado. Y la respuesta debe ser optimista. Primero porque la necesidad está y los procesos son cada vez más transparentes, luego porque están llegando nuevas generaciones y tienen otras cabezas y conciencia ambiental que las generaciones previas nunca tuvimos, finalmente porque las propias organizaciones (léase ARPEL) están saliendo de su zona de confort y entendiendo que la mejor forma de proteger a sus asociados es mejorar las herramientas de evaluación y en ello están. Terminemos este artículo con una nota positiva que vivimos en esa otra América Latina, específicamente en México (Tampico, Tamaulipas) hace unos días, en lo que fue el mejor ejercicio de Comando Unificado y SCI que hemos visto en los últimos años en la región (https://spillcontrol.org/2023/10/18/liderazgo-y-transparencia-isco-observador-de-actividades-con-el-plan-nacional-de-contingencias-de-mexico-simulacro-de-liberacion-de-gas-natural-y-derrame-de-hidrocarburos-solseg-energia-rn/). ISCO difunde estas prácticas en sus plataformas y este Seminario, conjunto con OceanPact, no tenía otro objetivo que ese.

No podemos terminar este artículo sin mencionar la calidad de la organización que OceanPact tuvo en este Seminario, tal vez una marca brasileña, pero que seguramente también diferencia a esta organización de sus pares en todo el mundo. Y aunque parezca mentira, entre los materiales entregados a cada uno de los participantes estaba el libro “Fundamentos de Limpieza de Derrames de Petróleo”, traducido al portugués, cuyo autor es Merv Fingas, nuestro miembro del Comité Ejecutivo de ISCO y Representante del Consejo de ISCO para Canadá. Así que el reconocimiento de ISCO y el nuestro personal va especialmente a Anna Gomide, Paulo Fonseca y todo el equipo administrativo e informático de OceanPact que hicieron posible este exitoso evento que pone el listón muy alto para lo que está por venir. Sr. Flavio P. de Andrade, CEO de OceanPact y Embajador de la ISCO en Brasil: ¡Misión Cumplida…!!!

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